
GUÍA DE CUIDADO DEL PIERCING
Al hacerse un piercing lo normal es que la zona se enrojezca y se inflame. En algunos casos puede llegar a infectarse. Para evitarlo, existen algunos cuidados básicos que hay que tener en cuenta a la hora de ponerse uno.
“Antes de tocar la zona del piercing es muy importante lavarse bien las manos con agua y jabón”.
Una vez las manos estén bien limpias, hay que humedecer la piel alrededor del piercing para ablandar las costras que se hayan formado y retirarlas sin esfuerzo. Se puede emplear, por ejemplo, un bastoncillo. Después, hay que lavar bien la zona del piercing con jabón neutro y aclarar con abundante agua. Una vez hayas retirado todo el jabón, rocía el piercing con suero fisiológico y asegúrate de que entra en el orificio. Posteriormente se debe secar la piel con cuidado. Se puede utilizar una gasa esterilizada o un bastoncillo, pero no las manos, toallas o algodón, ya que pueden facilitar que la herida se infecte.